ARTÍCULO
Tomado de: Master sobre dirección y gestión de los sistemas de seguridad social oiss. Seguridad social, configuración y desarrollo internacional. María Dolores González Molina
La reforma de la seguridad social en Colombia
LA COYUNTURA EN PERSPECTIVA
Antes de abordar el tema central de este documento es preciso situar la actual coyuntura en perspectiva y en su contexto histórico. La pregunta básica es, por consiguiente, ¿de dónde venimos, en dónde estamos y hacia dónde vamos en materia de la reforma pensional?
Para intentar contestarla quisiera utilizar como marco de referencia la última visita a Colombia del ex – Ministro José Piñera, en junio de 1990. Desde esa fecha hasta hoy se ha operado un cambio trascendental en el tratamiento y en la conceptualización del tema de las pensiones en Colombia.
Para ese entonces la reforma de la seguridad social no había entrado aún en la agenda nacional y era, en lo esencial, un tópico para los especialistas. La visita de José Piñera tuvo un profundo impacto y sirvió para colocar la materia en la conciencia del Gobierno, del empresario y del sector político. Poco después, el propio presidente colombiano le dio amplio realce a esta temática al plantear en su discurso de posesión que “en cuanto al sistema de pensiones, presentaremos al Congreso un proyecto de ley que cree un sistema complementario al del ISS, basado en fondos de pensiones que estimularían el ahorro y a los cuales podrían afiliarse aun los trabajadores independientes en forma voluntaria”. Era la primera vez que un mandatario colombiano hacía referencia a este asunto en su discurso inaugural.
Vino después la discusión del primer proyecto del Gobierno sobre seguridad social en el Congreso, del cual fui ponente, y su prematura muerte. Y hemos observado, así mismo, el nacimiento promisorio de la nueva industria de los fondos de cesantías que propusimos el Senador Alvaro Uribe Vélez y yo en el contexto de la Reforma Laboral y la Ley 50 de 1990.
Es evidente entonces, que la situación es bien diferente hoy a la que era apenas hace año y medio, y que existe una creciente conciencia sobre la urgencia de acometer cuanto antes una reforma de la seguridad social. Por sobre todo, la crisis de la seguridad social es un hecho contundente y se observa en las siguientes cifras y realidades:
- De acuerdo con Eduardo Lora y Hernando Zuleta, la deuda actual del Instituto de Seguros Sociales (ISS) con sus afiliados asciende al 25% del Producto Interno Bruto.
- Las reservas actuales del ISS a duras penas alcanzan para cubrir el 6% de esta deuda.
- La tasa de cotización actual del 6.5% es insuficiente para alcanzar el equilibrio en materia de reparto simple, lo cual está generando un acelerado proceso de desahorro social.
- Se estima que en el momento actual se requiere una tasa de cotización del orden del 13% para el equilibrio en reparto simple, y una tasa de cotización del 30% para alcanzar la plenitud pensional de acuerdo con el régimen actual del ISS.
- El propio Ministro de Trabajo reconoce que: “El ISS ha entrado sin proponérselo en un sistema de reparto simple y no tiene capacidad real para formar reservas”.
Las implicaciones de esta situación son evidentes. Tal como lo señala Lora y Zuleta: “En estas condiciones es preciso reconocer que el sistema de Invalidez, Vejez y Muerte del ISS está técnicamente quebrado y que prolongar su funcionamiento con aportes adicionales de los cotizantes o del gobierno para cubrir su déficit corriente solamente puede hacer más gravosas sus deudas con el paso del tiempo”.
Quizás fue Churchill quien en alguna ocasión afirmó que “no hay nada más poderoso que una idea cuyo tiempo ha llegado”. Esta frase caracteriza la coyuntura actual. Lo cierto es que en el año de 1992 habrá una reforma de la seguridad social en Colombia. Así lo determinó la Asamblea Nacional Constituyente, así lo manifiesta el Gobierno Nacional, así lo quiere el Congreso de Colombia, así lo desean los sectores económicos y empresariales, así lo determina la gravedad de los problemas que se observan en el frente pensional, y así lo espera la opinión pública nacional.
El presente artículo se concentra en tres temas críticos desde la perspectiva de la reforma de la seguridad social, y concluye con unos breves comentarios sobre el proceso político que se vive en el Congreso frente a esta temática. Los tres aspectos críticos en cuestión son la solidaridad y la equidad; la extensión de la cobertura y la eficiencia del sistema; y el debate sobre el sistema único y el sistema dual.
SOLIDARIDAD Y EQUIDAD
El tema de la solidaridad fue el que revistió mayor trascendencia en la discusión del proyecto en el Congreso Nacional en la pasada legislatura. Los enemigos de la reforma, los defensores a ultranza del ISS, varios altos funcionarios del Estado, la dirigencia sindical, y algunos medios de información, todos ellos se envolvieron en la bandera de la solidaridad como argumento central en la defensa del “status quo” y rechazo de los esquemas de privatización del sector. Conviene, entonces, analizar este tema con el mayor detenimiento.
La defensa del “status quo” basado en el argumento de la solidaridad se basa en dos suposiciones fundamentales. Que el sistema actual es más o menos solidario y equitativo, y que la reforma propuesta nos alejaría progresivamente de esa solidaridad y de esa equidad. En términos de un Representante a la Cámara, afortunadamente revocado y ahogado en el pasado debate electoral, “No podemos votar la reforma porque acaba con todas las bases solidarias y todos los elementos de equidad de nuestro sistema; no podemos dejar pasar la privatización, de ninguna forma, porque ella atentaría contra la justicia social que es la esencia misma de nuestro sistema”.
Desde luego toda esta argumentación descansa sobre una tremenda falacia. La verdad es que el rasgo sobresaliente del sistema de seguridad social colombiano es precisamente su falta de solidaridad y su tremenda inequidad. De por sí estos rasgos justifican ampliamente la reforma del sistema actual. Vale la pena, entonces, analizar este punto con mayor detalle.
En Colombia existen cerca de 971 diferentes regímenes pensionales lo que constituye un indescifrable laberinto legal, presupuestal, financiero y operativo de las más increíbles proporciones. Como lo señala Hernando Zuleta Holguín: “Mil entidades de seguridad social para 3.476.000 de afiliados con el 85% de éstos afiliados en el ISS y Cajanal, es absolutamente ridículo”. Estos 1.000 diferentes regímenes han servido para construir con el tiempo los más aberrantes privilegios para pequeños grupos que, por medio de la presión política y sindical, han creado verdaderas fortalezas de inequidad y de la injusticia social.
COMENTARIOS
Artículo: La reforma de la seguridad social en Colombia
Autor: Fernando Botero Zea - Senador de la República
Tomado del Libro: "La Economía de las Pensiones El derecho al futuro - ANIF Cali 1992
En este escrito se indica por parte de uno de los ponentes de la reforma pensional del año 1993, que la misma viene inspirada por José Piñera, ex ministro chileno quien promovió la privatización del sistema pensional en su país.
Una muy interesante advertencia que se hace es que el tema de la seguridad social se encontraba reservado para especialistas e ingresó en la conciencia del Gobierno, empresarios y políticos, sin que se mencione a los principales implicados: los afiliados. Se desconoce en qué momento o cuándo se tendría previsto que los trabajadores tomaran conciencia de la reforma que se avecinaba.
Evidencia el artículo que la clase política conocía las cifras y en especial las tasas de cotización que eran requeridas para que el Seguro Social pudiera responder a sus compromisos. Como se puede leer en otro artículo de esta publicación – Los orígenes de la crisis de la seguridad social – , el diseño financiero de los seguros de I.V.M. exigían que las tasas de cotización fueran subiendo escalonadamente cada 5 años desde 1967, para alcanzar en 1992 cotizaciones del 22% (Art. 33 Decreto 3041 de 1966).
Se podría entender que su autor no se encontraba de acuerdo con el funcionamiento del sistema por haber permitido la creación de «fortalezas de inequidad y de la injusticia social», circunstancia que podría ser verdadera para un escaso porcentaje o pequeños grupos de afiliados pero, no para la mayoría de ellos.
En síntesis, luego de 27 años de años de existencia del Sistema General de Pensiones el panorama sigue siendo muy parecido, no han desaparecido los pequeños grupos de privilegiados.